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El té saharaui: amargo como la vida, dulce como el amor, suave como la muerte

La preparación del té se ha convertido en un elemento cultural que remarca la singularidad del pueblo saharaui. Los caminos de una población nómada del Sahara Occidental y un té verde de China se han cruzado permitiendo el nacimiento del té saharaui. Los rituales para su elaboración y las costumbres que lo rodean lo han diferenciado de otras variedades de té árabe, lo han convertido en único en el mundo e imprescindible en la vida diaria de este pueblo.

El té saharaui ocupa el centro de los encuentros familiares, formales y de amigos. Es el que recibe a los invitados, el que acompaña a los solitarios y testigo de los secretos mejor guardados. La generosidad de los saharauis es bien conocida por los que visitan la zona y tienen la oportunidad de degustar este té verde moruno que puede estar acompañado de dátiles, frutos secos e incluso de algunas pastas de té o dulces artesanales si la ocasión lo permite.

Ceremonia del té saharaui

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El encanto de este té árabe está en su modo de elaboración y la enorme espuma que corona los vasos característicos por su tamaño. Por lo general los participantes en la ceremonia se sientan en el suelo haciendo un círculo y conversan entre sí esperando que se sirvan los Kisán o vasos. Uno de ellos es el qayam o encargado de hacer el té en una bandeja característica que los saharauis conocen como tabla. Los vasos se sirven en una bandeja más pequeña y ligera llamada sarfaya. Primero un vaso más cargado de té verde, más fuerte que el resto y por ello los saharauis dicen que es amargo como la vida. El segundo vaso o kas que los huéspedes toman suele ser dulce como el amor y el tercero suave como la muerte.

El tiempo entre un vaso y otro es tan impredecible como las tormentas del desierto. Vendrá marcado por las conversaciones de los participantes, por la soltura del qayam para remover el té de un vaso a otro y generar espuma y por el contexto en general. Cuando las prisas son muchas y tomar un té se antoja necesario para enfrentar la vida diaria se puede hacer un kuais o vaso ligero que mantiene la esencia del té saharaui y reduce los tiempos de elaboración.

Las normas y beneficios del té saharaui

Si alguien te ofrece tomar un té saharaui te merecerá la pena aceptarlo. Cuando recibas tu pequeño kas debes beberlo a sorbos y lentamente. A tus amigos saharauis no les gustará que te bebas la espuma resultante del ritual de elaboración. El qayam servirá los vasos en la bandejita y la pasará a la persona más cercana y esta a la que tiene a su lado y así hasta que el té llegue a todos. No debes adelantarte a tu turno ni dejar pasar tu vaso. Recuerda que la ingesta es pausada y a tragos. Con ello evitarás quemarte la lengua.

Este té tiene muy buenas propiedades para la salud. Por ejemplo, al tomarlo muy caliente ayuda a aclimatarse a las altas temperaturas del desierto y con ello el cuerpo se ahorra una buena cantidad de energía. También ayuda a la sangre y tiene beneficios para el estómago y el sistema digestivo en general.

¿Cómo se hace el té saharaui?

Si te animas y quieres ser el qayam necesitarás té verde de China (te servirá solo la variedad 41022), agua, azúcar y para completar te recomendamos también hierbabuena y goma arábiga. Los recipientes que vas a utilizar son: vasos de té saharaui, tetera, bandejas de té y un hornillo. Primero llena uno de los vasos chicos de agua, viértelo en la tetera y déjalo hervir un rato. Mientras el agua hierve coge otro vaso y añádele té. La cantidad de té verde dependerá del número de personas que lo vayan a tomar. Por ejemplo, para cuatro personas te recomendamos utilizar 1/3 de vaso. Así no resultará demasiado amargo.

Cuando el agua comience a hervir, aparta la tetera del hornillo, vierte en ella el té que tienes preparado y devuélvela al fuego. Déjala reposar unos 5 minutos. Aparta la tetera del fuego y viértela en un vaso. Previamente puedes dejar el agua en reposo durante 2 o 3 minutos. Este té no se bebe, solo te servirá para hacer espuma. A continuación, añade un vaso de agua a la tetera, muévela suavemente para que el líquido se extienda y echa esa agua al fregadero. Tu té habrá quedado limpio.

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Seguidamente pon la tetera a hervir a fuego lento después de verter en ella dos vasos pequeños de agua. Mientras el agua se calienta tu misión será hacer espuma, removiendo el té que habías conservado de un vaso a otro. No será muy sencillo, pero con el tiempo irás cogiendo práctica. Intenta elevar el vaso al máximo mientras lo viertes en el otro.

Aparta la tetera del fuego cuando veas hervir el agua de su interior. Ten cuidado porque esta suele estar muy caliente. Ponla en la tabla y añade azúcar al gusto de tus compañeros. A continuación, puedes mover el té de la tetera a los vasos y viceversa para que el azúcar se generalice. Es el momento de servir el primer kas. Asegúrate que no esté frío, y en su caso, podrías calentarlo un poco.

Puedes seguir los mismos pasos para el segundo y tercer vaso. Aunque el procedimiento es el mismo, te sorprenderá que el resultado será diferente para cada vaso. Eso sí, quizás en el último kas tengas que añadir a tu barrad un poco del té concentrado que tienes para hacer la espuma. Esto puede deberse a la evolución que el té verde experimenta durante el proceso de elaboración.

Con un poco de práctica, voluntad y mucha paciencia aprenderás a hacer un auténtico té saharaui. Anímate y descubre nuevas emociones. Te merecerá la pena.